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El psicopata del manicomnio

Cuenta la leyenda que un loco se escapó de un manicomio en plena noche de Haloween. El interno no tomó su medicación y se encontraba sediento de encontrar una víctima. Entretanto, una pareja que conducía un vehículo por un camino cercano y muy poco transitado, se vió obligada a parar al quedarse sin gasolina.El chico salió del coche para pedir ayuda y desapareció sin dejar rastro durante un buen rato. La chica, por su parte, esperó pacientemente en el coche hasta que escuchó unos toques secos en la parte del maletero. Al darse la vuelta para comprobar el origen de los ruidos, comprobó cómo el loco portaba la cabeza de su novio en una mano, blandiendo un hacha en la otra... Nadie encontró nunca a los dueños del coche, únicamente las autoridades detectaron el coche abandonado en la carretera a la mañana siguiente, en cuyos critales se podía leer escrito en sangre: SOS.

Ellos la empujaron

 El profesor anunció que la escuela iba a tener un simulacro de incendio, minutos después sonó la alarma. Carmen y sus compañeros salieron para reunirse en el área segura que se encontraba en el patio principal, los maestros se encontraban leyendo la lista cuando cinco chicas decidieron que era una gran oportunidad para avergonzar a su compañerita Carmen, así la harían quedar mal frente a todos durante el simulacro, las cinco chicas se dirigieron a donde estaba Carmen, quien, para su mala fortuna, se encontraba cerca de una alcantarilla sin protección, las chicas no midieron lo que estaban haciendo y comenzaron a empujar a Carmen hacia la alcantarilla, la chica poco pudo hacer debido a la fuerza de las 5 chicas, por lo que cayó de cabeza en la alcantarilla, las chicas no sabían que profundidad tenía la alcantarilla así que comenzaron a reírse de lo que le habían hecho.   El nombre de Carmen sonó cuando el maestro dictaba lista, pero las chicas comenzaron a gritar con tono...

No vayas

De pequeño, estaba jugando en mi habitación cuando escuche a mi madre llamandome: -Hijo, ya está lista la cena- Cuando me disponia a salir de mi cuerto de repente aparece mi madre y me mete en la habitación a la par que cierra la puerta de golpe y me dice: -Shhhhh, yo también lo escuché-

Dilo de nuevo

“Dilo de nuevo” dijo el padre a su hijo “Lo siento, papá” le respondió el pequeño, “Debes decirlo de nuevo, no te creo en lo absoluto” insistió el hombre “Papá, en serio, no fue mi intención” pero el padre seguía sin creerle, por lo cual, abofeteó al pequeño hasta que un rojo carmesí se apreció en ambas mejillas “¡Maldita sea, no te creo!” y en eso, el pequeño, entre lágrimas y sollozos desgarradores, balbuceó “¡Yo no quería hacerlo, no quería dejar mis juguetes en la escalera, no quería que mi mamá se resbalara, fue un accidente!…. ¡No quería que muriera, en serio lo siento muchísimo papá!” el padre miró fijamente hacia donde estaba tirado el pequeño, y con un sonrisa le indicó “Perfecto, ahora sí creo en ti… así, justamente así debes decírselo a la policía”

La caja negra

Historia real: Cuando tenía 10 años, se encontrara una noche durmiendo, cuando le despertó el sonido de la puerta de su habitación abriéndose. Pensando que era su madre, ni siquiera se inquietó. Notó como se sentaban en la cama y, cuando abrió los ojos se sorprendió al no ver a su madre. A los pies de la cama había un chico, sentado con las piernas cruzadas dirigiendo su mirada hacia él, aunque en realidad tenía las cuencas de los ojos negras, como vacías, como si no tuviera ojos.  Extendió su mano hacia mí y me asusté, pero reparé en que me mostraba una caja negra. Me acerqué para cogerla y, en ese instante retrocedió. Me incorporé en la cama, extendí mi mando y le dije ‘dámela’. Justo en ese momento parpadeé y el chico ya no estaba. Solo estaba la huella en las sábanas de que alguien había estado sentado ahí”, relata. A la mañana siguiente se lo explicó a su madre, pero ella le dijo que todo había sido un sueño y no le dio más vueltas. Pasaron cinco años, y él estaba con su novia...

Entes buenos

Historia real: Cuando era pequeña, tendría más o menos 6 o 7 años, fui con mi madre a visitar a una tía suya. Estaba aburrida como cualquier niña visitando a gente mayor, así que decidí ir a la segunda planta por mi cuenta y jugar por allí. Subí y me encontré ese gran balcón, con altas puertas corredizas de vidrio, y unas cortinas flotantes y frágiles sobre ellas. Decidí que sería divertido girar debajo de ellas, y luego caminar para que recorrieran mi cara como un velo. Cosas de niños pequeños. El problema era que esas cortinas estaban pegadas a las escaleras y no había barandilla. No había nada que hacer, una dura caída por esas escaleras hubiera sido más que doloroso, pero no pensé en ello mientras jugaba. Sentí que una mano me agarraba la parte de atrás de la camiseta, lo suficientemente fuerte para que yo dejase de caminar Comencé a girar de nuevo bajo las cortinas, sin poder ver nada y empecé a andar. Entonces sentí una mano que me agarraba la parte de atrás de la camiseta, lo su...

La dama de los ojos sin brillo

 La infanta Catalina de Austria, duquesa de Saboya recibió en Toledo una majestuosa fiesta en una noche que se hizo memorable en los anales de nuestra ciudad por el indudable porte de los asistentes a tan sonado festín… A media noche, cuando aún resonaban las campanadas en el reloj del monasterio de Santo Domingo el Real, cercano a donde se realizaba el acto, uno de los nobles caballeros invitados al ágape, a la sazón consejero general de Finanzas y auditor de su Majestad don Sancho de Córdoba, presenció como una bella dama pasaba sigilosamente entre los grupos allí congregados. Atraído por la belleza de la dama, y la fascinación que inspiraba, a ella se aproximó e invitó para acompañarle en el baile que en ese momento comenzaba. No recibía respuesta a sus palabras de elogio de tan bella mujer, a la que ahora guiaba. La sensación que emanaba era de una lividez extrema de su rostro que, incluso facilitaba la sensación de no pisar la maravillosa alfombra que adornaba el área destinad...